El español, exjugador del Manchester United, PSG y Athletic Bilbao, vivió su primer Boca–River en La Bombonera y quedó maravillado con la pasión argentina. “Vine a Argentina por esto”, confesó tras la victoria xeneize.

Ander Herrera vivió este domingo una de esas noches que quedan tatuadas para siempre en la memoria de cualquier futbolista. El español, que llegó a Boca Juniors en el último mercado de pases, ingresó a los 74 minutos en el triunfo 2 a 0 del Xeneize sobre River y fue testigo directo del rugido inigualable de La Bombonera en un Superclásico que se llevó por delante al Millonario.
“Vine a Argentina principalmente por esto. Lo vi muchas veces, lo imaginé muchas veces. Mi padre me hablaba de lo que era este partido, y poder vivirlo como jugador es algo único”, reconoció Herrera después del encuentro, todavía con la emoción a flor de piel.
Un trotamundos con alma de hincha
Herrera, de 35 años, no es un improvisado en esto de los grandes escenarios. Surgido del Real Zaragoza, fue figura en el Athletic Bilbao de Marcelo Bielsa, luego brilló en el Manchester United y fue parte del poderoso Paris Saint-Germain junto a Neymar y Mbappé. Con semejante currículum, podría pensarse que poco podría sorprenderlo. Pero el Superclásico lo hizo sentir, otra vez, como un chico debutando.
“Me ha tocado vivir el derbi de Manchester, el PSG–Marsella, el derbi vasco, el United–Liverpool, pero como esto no hay nada. Tengo una vinculación muy grande con todos los clubes en los que jugué, pero vivir esto es algo que muy pocos tenemos la oportunidad, y me siento un afortunado enorme”, expresó, con esa mezcla de humildad y asombro que lo caracteriza.
La pasión como diferencia
Desde que aterrizó en el país, el mediocampista español repite una idea que hoy, tras el clásico, cobra más fuerza que nunca: el fútbol argentino tiene una pasión que el europeo no puede imitar.
“Siempre digo que a veces no se valora lo que tienen acá: la pasión, la calidad de los jugadores, los estadios… Para mí es un fútbol con unas posibilidades enormes. Hay cosas que mejorar para estar a la altura de las grandes ligas, pero hay que valorarlo. Esto no se vive en Europa”, sostuvo.
Y no es menor que lo diga alguien que compartió vestuario con figuras como Zlatan Ibrahimović, Ángel Di María o Edinson Cavani. En Boca, Herrera encontró otra clase de magnetismo: la conexión emocional entre el equipo y la gente, esa energía que lo impulsó a sumarse al proyecto xeneize y que ahora puede disfrutar en carne propia.
Un nuevo capítulo azul y oro
En lo futbolístico, el ingreso del español ayudó a que Boca sostuviera la pelota y durmiera el partido en los minutos finales. Con su experiencia, Herrera aportó serenidad y control, en una Bombonera que vibraba con la intensidad de una caldera.
El exPSG sabe que todavía tiene mucho para dar en el equipo de Diego Martínez, pero anoche se dio el gusto de escribir su primera página en la historia del Superclásico. Y no fue una cualquiera: fue la del regreso triunfal de Boca sobre su eterno rival, con un estadio que, una vez más, demostró por qué es el templo del fútbol mundial.

Fuente: La Insuperable noticias