Con guardia médica permanente y servicios integrales, el Hospital Municipal “Padre Pepe” se convierte en un símbolo de unidad y esperanza para toda la comunidad.
Embalse vivió un día histórico. Tras 113 años de espera, la ciudad inauguró su primer hospital municipal: el Hospital “Padre Pepe”, una obra de 1100 metros cuadrados construida en apenas siete meses gracias al esfuerzo conjunto del intendente Mario Rivarola, el Gobierno de Córdoba, Nucleoeléctrica Argentina y cientos de vecinos, empresas y voluntarios de toda la región.
El nuevo centro de salud, de categoría 2A, lleva el nombre del recordado sacerdote José Anselmo Luque, conocido como “Padre Pepe”, cuya vida de servicio y compromiso con la comunidad inspiró esta iniciativa nacida del corazón del pueblo.
El hospital cuenta con guardia médica las 24 horas, camas frías y de internación, y una amplia gama de servicios: clínica médica, pediatría, odontología, neurología, oftalmología, psiquiatría, psicología, nutrición, trabajo social, laboratorio, sala de rayos X y atención primaria orientada a la prevención y tratamiento de enfermedades crónicas.
Durante el acto inaugural, el intendente Rivarola expresó: “Felices de lo que pudimos lograr en 7 meses. Todos ustedes hicieron el hospital, el pueblo de Embalse. Es el pueblo el que nos da la fuerza para seguir adelante”.
Más que una infraestructura moderna, el Hospital Municipal “Padre Pepe” representa el poder de la comunidad organizada, la fe en lo colectivo y la capacidad de transformar sueños en realidades. Embalse no solo sumó un servicio esencial: escribió una página de esperanza que quedará grabada en su historia.