La filtración de audios que involucran a Karina Milei y a los Menem fueron un dolor de cabeza el miércoles, mientras llegaban malas noticias desde el Congreso. Con las elecciones a la vista, en Casa Rosada se ven victoriosos pero “con el auto rayado”.
Mientras persistía la incertidumbre sobre qué ocurriría con la ley de reparo salarial a los jubilados, en Casa Rosada ponían de manifiesto, con alarmismo, de que se trataba de “uno de los días más negros” para el gobierno de Milei. Y no solo por los tropezones en el Congreso (que siguieron a última hora de la noche con la aprobación del proyecto de los gobernadores de reparto de ATN), sino porque empezaba a escalar el caso de las presuntas coimas en la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), que terminaron eyectando “de manera preventiva” a su titular, Diego Spagnuolo.
“Es una bomba que puede tener un poder de daño mayor al de $LIBRA”, expresaban en los pasillos de Balcarce 50, cuando el tema no había escalado en la agenda pública, pero se preveía su potencial de crecimiento. El humor hacia dentro del oficialismo es que, aunque nadie tiene información, todos creen que son jugadas internas dentro del Gobierno. Internas en stand by hasta el 26 de octubre, aunque latentes.
Los audios involucran a Karina Milei a días del arranque de la campaña nacional y a menos de tres semanas de las elecciones bonaerenses de septiembre. El caso apunta al vértice del triángulo de hierro que más peso tiene en las decisiones del Presidente. Y también a Eduardo “Lule” Menem, a cargo de la estrategia electoral de La Libertad Avanza. Todo se cruza: las derrotas en el Congreso ponían, justamente, esos armados proselitistas en la mira. Santiago Caputo -quien este miércoles llevaba adelante las negociaciones con los diputados dialoguistas en tándem con Martín Menem-, antes del cierre de alianzas era proclive a menos armados “puros” para no incomodar a gobernadores cercanos que, hasta acá, habían prestado colaboración. En especial para los comicios locales: su tesis es que no valía la pena poner en riesgo el plan económico por lugares en legislaturas provinciales. El Gobierno quedaba con la guardia baja ante un petardeo de los gobernadores. El peligro era que el vuelto llegara en el Congreso.
La agenda del asesor se repartía entre rogarle a diputados amigables que se abstuvieran de votar el aumento a jubilados en el recinto, por el vericueto reglamentario que esgrimió Martín Menem para que se necesitaran los dos tercios totales para romper el veto, y los diálogos puertas adentro para definir modo y forma de despido de Spagnuolo, que finalmente se cumplió a última hora del día.
Fuente: Ambito Financiero