Según el ministro de Asuntos Exteriores, Lars Løkke Rasmussen, “Tomamos esta situación muy, muy en serio, ninguna ambición de intensificar una guerra de palabras”.
A una semana de asumir como presidente de Estados Unidos, Donald Trump revivió una vieja idea, la de sumar a Groenlandia (hoy perteneciente a Dinamarca) como territorio propio y luego dividirlo en estados. Para ello, Trump trata de seducir a Dinamarca asegurando que será por medio de un primer intento comercial (Compra) pero ante la negativa, el uso de “la fuerza”, lo que encendió las alarmas al país danés.
Según las últimas declaraciones de Trump, adquirir la isla es “una necesidad absoluta” para garantizar la “seguridad económica” de Estados Unidos y aunque asegura intentar por medios diplomáticos dar con el cometido, no descartó el uso de la fuerza militar para lograrlo.
El interés de Estados Unidos en hacerse con ella no es nuevo, pero se ha reavivado en los últimos años a medida que el deshielo provocado por el cambio climático aumentaba las expectativas de apertura de nuevas rutas para la navegación y un mayor acceso a las materias primas estratégicas que alberga.
La respuesta de Dinamarca
Ante las insistentes declaraciones de Donald Trump, la primera ministra, Mette Frederiksen, le bajó “la espuma” cuando en declaraciones restó importancia a las explosivas declaraciones de Trump en cuanto a la posibilidad de “usar la fuerza militar para apoderarse de Groenlandia”.
A esto y ante medios televisivos de Dinamarca, la primer ministra Frederiksen aseguró que “No tengo la fantasía de imaginar que alguna vez lleguemos a eso”.
A la polémica y preocupante situación para el sector empresarial, se sumó Lars Sandahl Sorensen, director ejecutivo de la patronal Industria Danesa, quien aseguró que “existen razones para mantener la calma… nadie tiene interés en una guerra comercial”.
Como consecuencia, el tablero político danés comenzó a moverse rápidamente y el primer ministro de Groenlandia, Mute Egede, se reunió con la mandataria y el rey Federico X . Mientras, los líderes de todos los partidos políticos de Dinamarca mantuvieron una reunión extraordinaria con Frederiksen en el Parlamento para avanzar sobre la crisis